La Oración del Justo Juez para protección de enemigos es una plegaria que recurrimos cada vez que nos sentimos amenazados o inseguros.
En este artículo compartimos todo lo que debes saber sobre él, justo juez.
¿Para qué Sirve Orar al Justo Juez?
La oración del justo juez nos ayuda a protegernos de envidias, de enemigos, de males, de demonios, de pecados, de peligros, entre otras cosas malas que nos puedan llegar a pasar.
¿En qué momento se tiene que rezar el justo juez?
Oración se debe de orar cuando sintamos la necesidad de hacerlo, también cuando presentimos que algún familiar, hermano, padre, madre, tíos, primos, están en peligro o cuando algún familiar, nos tienen tranquilos o está acompañado de malas amistades.
El resto del Justo Juez se recomienda rezarlo por las mañanas al despertar y por las noches antes de acostarse, si usted se siente intranquilo, se aconseja también rezarla en ese momento de intranquilidad.
Esta oración también sirve de protección para los hijos y oración de protección contra todo mal.
Esta plegaria tiene varias partes, en la primera parte uno está llamando a Jesús lo está invitando a venir y nos platica todos los milagros, los milagros que Jesús realizó, en otra parte nos habla de qué Jesús con su voz dominaba y apartaba a los demonios de nosotros.
También nos habla de la protección que Jesús nos manda cuando alguien nos ve mal, cuando alguien tiene malas intenciones con todos nosotros y cuando alguien habla de nosotros.
Oración del justo Juez para protección dice:
Oración del justo Juez para protección de enemigos males y peligros
Divino y Justo Juez de vivos y muertos,
eterno sol de justicia,
encarnado en el casto vientre de la Virgen María
por la salud del linaje humano.
Justo Juez, creador del cielo y de la tierra
y muerto en la cruz por mi amor.
Tú, que fuiste envuelto en un sudario
y puesto en un sepulcro
del que al tercer día resucitaste,
vencedor de la muerte y del infierno.
Justo y Divino Juez, oye mis súplicas,
atiende a mis ruegos,
escucha mis peticiones y dales favorable despacho.
Tu voz imperiosa serenaba las tempestades,
sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos
como Lázaro y al hijo de la viuda de Naim.
El imperio de tu voz ponía en fuga a los demonios,
haciéndoles salir de los cuerpos de los poseídos,
y dio vista a los ciegos, habla a los mudos,
oído a los sordos y perdón a los pecadores,
como a la Magdalena y al paralítico de la piscina.
Tú te hiciste invisible a tus enemigos,
a tu voz retrocedieron
cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte,
y cuando expirabas en la Cruz,
a tu poderoso acento se estremecieron los orbes.
Tú abriste la cárcel a Pedro
y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes.
Tú salvaste a Dimas y perdonaste a la adúltera.
Te suplico, Justo Juez,
me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles:
la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra,
tu sagrada sombra me esconda,
el velo que cubrió tus ojos
ciegue a los que me persiguen
y a los que me deseen mal,
ojos tengan y no me vean
pies tengan y no me alcancen,
manos tengan y no me tienten,
oídos tengan y no me oigan,
lengua tengan y no me acusen
y sus labios enmudezcan en los tribunales
cuando intenten perjudicarme.
¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!,
favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones,
lances y compromisos,
y haz que al invocarte
y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz
llamándote en mi auxilio,
las prisiones se abran,
las cadenas y los lazos se rompan,
los grillos y las rejas se quiebren,
los cuchillos se doblen
y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.
Ni los caballos me alcancen,
ni los espías me miren, ni me encuentren.
Tu sangre me bañe, tu manto me cubra,
tu mano me bendiga, tu poder me oculte,
tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida
y a la hora de mi muerte.
¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre,
que con Él y con el Espíritu Santo
eres un solo Dios verdadero!
¡Oh Verbo Divino hecho hombre!
Yo te suplico me cubras
con el manto de la Santísima Trinidad
para que libre de todos los peligros
y glorifiquen tu Santo Nombre.
Amén.